MONT BLANC EN SOLITARIO

18-09-2004

Goûter (3817m) - Cumbre del Mont Blanc (4810m)

A las 2 de la madrugada...
... salgo de la tienda y me pongo en marcha...
... y a las 5 estoy descansando en el refugio Vallot (4362m).
 
La noche ha sido mágica, las estrellas brillaban como nunca en un cielo despejado…
 
…y la montaña, iluminada por la luz de las linternas frontales. parecía el escenario de una procesión.
Con el frío del amanecer y la sombra del Mont Blanc en mi espalda...
... llegan los peores momentos de la ascensión, las náuseas y la falta de energía me ponen a prueba...
... pero cuando miro hacia atrás, y veo todo lo que ya he subido...
... sólo pienso en llegar a la cumbre y volver a casa.
Y así, con muy pocas fuerzas, pero feliz... 
... a las 8 de la mañana del 18 de septiembre de 2004...
llego a la cumbre del Mont blanc (4810m).

El Mont Blanc es la montaña más alta de los Alpes, alcanzando la altitud de 4.810 metros. Existe una idea bastante generalizada y errónea de que el MontBlanc es la cumbre más alta de Europa. Mas no sé cuenta con el Elbrús, en el Cáucaso, que le supera en ochocientos metros. El Cáucaso está en el confín de Europa, y una de sus vertientes es asiática, mientras que la otra es europea; por ello, algunas de sus cumbres corresponden a un continente y otras al otro. Mas el Elbrús, por ser completamente europeo, le quita la supremacía europea al MontBlanc.

Mas lo que ninguna otra montaña podrá quitar jamás al Mont Blanc, por muy grande y muy alta que sea, es la fama y el prestigio de ser la primera montaña que entró en la verdadera historia del alpinismo. No existieron montañeros y alpinistas hasta mediados del siglo XVIII. En esta época, Horace Benedict de Sassure, un estudiante ginebrino y futuro científico de fama, se fijó en la gran montaña resplandeciente que se ve a lo lejos desde su ciudad y se preguntó por qué nadie había llegado a lo más alto. Pero la gran mole nevada imponía y tenían que pasar muchos años hasta ser vencida. De Sassure no olvidó el Mont Blanc y llegó a hombre mayor y en 1760 ofreció un cuantioso premio al primero que conquistara su montaña. No fueron muchos los que lo intentaron, porque las creencias de demonios, espíritus, falta de aire, frío glacial y otras calamidades no abonaban los ímpetus de los más valientes. Durante veintiséis años estuvo el premio en el aire, hasta que finalmente el 8 de agosto de 1786 llegaron a la cumbre del Mont Blanc dos hombres de Chamonix: el doctor Gabriel Pacard, joven médico de Chamonix y Jacques Balmat, un aventurero, cazador y buscador de cristales de la montaña. Pero después de ello De Sassure no se quiso quedar al margen de la aventura y una vez abierto el camino organizó una completa expedición en la que participaría él personalmente a fin de hacer estudios y mediciones en la cumbre de la montaña. Allí, en el Mont Blanc nació el alpinismo.

Desde entonces hasta hoy las cosas han cambiado mucho,  pero la montaña sigue en su mismo sitio y aunque ahora una serie de instalaciones ahorran tiempo y energías a quien quiera escalar el Mont Blanc, su arrogancia sigue existiendo y el peligro sigue siendo evidente. Muchos centenares de personas llegan al techo de los Alpes todos los años, mas de vez en cuando el tiempo y las circunstancias se ponen duros para que la montaña pueda demostrar que no  se puede jugar con ella.

Para ascender al Mont Blanc el itinerario más corriente en la actualidad es por la vertiente francesa, partiendo de Chamonix, que está a 1.000 metros. En Les Houches, a 6 kilómetros, se toma un teleférico que en pocos minutos asciende junto a la vía de un pequeño ferrocarril de montaña que proviene de Saint Gervais y cuya estación final llamada Nid­ d’Aigles está a 2.386 metros. De Nid d'Aigles hay que trasladarse, ya a pie, por un buen camino, -durante una hora y media o dos horas- al refugio de Tête Rousse a 3.167 metros, y desde este punto hay que seguir hacia  otro refugio, el del Goûter, a 3.811 metros, por un camino muy empinado, a veces peligroso por tener nieve helada y sufrir impactos de piedras que caen (3 horas de marcha de un refugio al otro).

Este refugio del Goûter tiene gran afluencia de personas, y a pesar de ser grande, en algunas fechas se pernocta muy apretadamente en él. Al día siguiente partiendo muy de madrugada -de noche todavía, como en todas las grandes ascensiones de los Alpes –se efectúa el recorrido hacia el Dôme du Goûter (4.304 m), Col du Goûter, arista de Les Bosses y la cumbre del Mont Blanc. Una persona medianamente entrenada puede Ilegar al Mont Blanc desde el refugio de Goûter entre 5 y 7 horas. Generalmente existe una buena huella marcada, y con buen tiempo no hay problema de pérdida. Para el descenso de la cumbre al refugio del Goûter se pueden emplear entre 3 y 4 horas, según el estado de la nieve y del tiempo y el cansancio del grupo. Existe un refugio intermedio, el Vallot, a 4.362 metros, completamente metálico, pero éste es sólo para utilizar en casos muy desesperados, pues su estancia en él no es cómoda ni bonita.

La ascensión al Mont Blanc es de relativamente poca dificultad técnica, pero es larga y puede reportar algunos peligros derivados de un cambio busco de tiempo o de una insuficiencia del equipo (hay que ir bien calzado y tener ineludiblemente crampones, piolet y cuerda); hay que ser prudentes en el paso peligroso al inicio de  la subida al refugio del Goûter, por caída de piedras, en el cual ha caudado más accidentes que la propia ascensión. Asimismo, hay que tener en cuenta la altura y, para quien no ha estado en cotas de montaña muy altas, no se le puede predecir la reacción de cada persona al aire pobre en oxígeno a los cuatro mil metros. Por todo ello es necesario ir con personas experimentadas en los Alpes o bien contratar un guía, sea éste personal o dirigiendo un grupo colectivo.

El Mont Blanc tiene muchos más itinerarios de ascensión, pero todos ellos son bastante más complicados que el clásico reseñado. Por la vertiente italiana hay una serie de escaladas de gran categoría (Glaciar de la brenva, Sentineille Rouge, La Poire, Pilier d’Angle, Peuterey) que forman parte de la historia grande de la montaña. Una cadena de teleféricos atraviesa el macizo por completo desde Francia (Chamonix) a la población italiana de Courmayeur, por Aguille de Midi. Vallée Blanche, Col du Géant y Refugio Torino. Durante este largo e impresionante viaje aéreo se contemplan grandes panoramas, extraordinarios para las personas que no estén habituadas a la montaña. Asimismo, un túnel de peaje para coches, de algo más de tres Kilómetros, atraviesa la montaña, también entre Chamonix y Courmayeur, uniendo así por las entrañas del Mont Blanc estas dos poblaciones que antes estaban a muchísimas horas  de marcha a pie.

TEXTO EXTRAÍDO DEL LIBRO: MANUAL PRACTICO DEL MONTAÑISMO DE ED PETERS

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