CARA NORTE DEL CULFREDA O BATOUA EN SOLITARIO (3.034m)

 AD inf, 550m

Vallèe du Rioumajóu

Pirineos

Francia

1 y 2 de mayo 2008

Me he preguntado a menudo si he nacido o si me he hecho solitario. Es cierto que algunas experiencias me han hecho perder muchas ilusiones con respecto a los demás. Pero, en todo caso, mi naturaleza es la del alpinista solitario. Walter Bonatti

BANDA SONORA

Después de varias historias en compañía, me apetecía volver a mi estilo, me apetecía volver a ir en solitario. Este estilo, esta forma de hacer montaña, o te gusta o no te gusta, no hay medias tintas. En ella todo es radical, si las cosas salen bien allí arriba, como decía Aviador Dro en su canción Selector De Frecuencias, te sientes el triunfo de la creación, pero si las cosas salen mal, mejor no pensar en lo que te puede pasar.

Por eso yo nunca recomendaré a nadie que vaya a las montañas en solitario, y no porque sea más peligroso o duro que ir en compañía, sino porque a las montañas, como a todos los sitios, hay que ir a pasárselo bien y para eso, la soledad, no es la mejor compañera. Pero si después de muchas historias, logras dominar tus miedos y consigues hacerte amigo de ella, habrás encontrado una de las llaves de la felicidad...

 Y en eso estamos, buscando esas llaves, pero no es fácil, ¿qué te crees?, ¿o hay algo realmente bueno en esta vida que sea fácil de conseguir?...
... yo sólo conozco una cosa, el amor de nuestra madre. Todo lo demás hay que ganárselo.
Por eso cada vez que vamos en busca de las dichosas llaves, toca chuparse la misma carretera de siempre...
... esa que nos gusta tanto, porque siempre nos lleva al lugar donde queremos volver...
... esa que antes pasaba por encantadores pueblos...
... y que ahora es una monótona autovía hasta Huesca.
Pero qué le vamos a hacer, el progreso es así. A cambio, en 5 horas nos plantamos en Aínsa...
... y sin correr, ¿eh?, que sólo me quedan 6 puntos.
Bueno, ya estamos aquí otra vez, en el túnel de Bielsa...
... como hace cuatro meses...
... detrás de las deseadas llaves...
... esas llaves que conducen hacia la felicidad y que, ignorantes de nosotros...
... creemos que se esconden allí arriba...
... en esa línea imaginaria que trazan nuestros ojos en la montaña.
Pero no, amigos, ya os digo que no están allí arriba, ni tampoco en ninguna otra montaña o lugar...
... las llaves de la felicidad, por si las estáis buscando, sólo las encontraréis en el fondo de vuestro corazón, porque, como leí cuando estaba haciendo el Camino de Santiago, es ahí donde Dios las escondió.
Así que ya no hay que buscar más, lo que hay que hacer es disfrutar...
... disfrutar de estar aquí...
... disfrutar de poder hacer lo que nos gusta...
... sin tener que dar explicaciones a nadie...
... solos, yo...
... ,"La Norte" del Culfreda...
... y el miedo. ¿O qué os creéis? ¿Que porque me ría no estoy acojonado?
Lo que pasa es que, al igual que me hice amigo de la soledad, también me he hecho amigo del miedo...
... y no es mal compañero de aventuras cuando consigues dominarlo...
... aunque he de reconocer que el muy cabrón pesa más que la mochilla (que ya es decir).
Es un pesado que no para de hablarte, lo oyes pero no lo ves...
... se ríe y se burla de ti, pero es tu amigo y tienes que aguantarlo...
... aunque a veces, cuando se pone muy pesado, lo mando a que le den porrrrrr......
Porque si no, no estaríamos aquí otra vez en las campas del Cortail de Batoua (1944m)...
... buscando un sitio para montar la tienda...
 ... mi nueva tienda de campaña comprada por Internet de EEUU.
Hay que aprovechar el cambio del Euro al Dólar, pero ojo, que en la aduana se cobran el 16% de IVA y el 2,7% de derechos de arancel CEE, con lo que el negocio ya no sale tan redondo. Con todo, aún te ahorras pasta y, además, la tienda esta guapa, aunque la tengo que tunear con unas faldillas y unos vientos, para que aguante más.
Bueno, la primera parte de esta historia ya está terminada, ahora toca quitarse las botas, ponerse cómodo...
... y descansar un poco.
No mucho porque aún...
...hay que estudiar la ruta de ascensión para mañana...
... hacer la cena...
... y mis típicas fotos, je, je.
Ya sólo queda ir a coger agua del riachuelo, y a dormir.
¿La noche ha sido muy tranquila? ¿Yo estaba muy cansado? ¿O los antiinflamatorios dan sueño? Porque hacía tiempo que no dormía tan a gusto.
Aaah, que no os lo había dicho, estoy lesionado en el abductor desde hace 2 semanas y no se cura, pero no me iba a quedar en casa.
Así que, olvidémonos del dolor, la soledad y el miedo...
... y vamos para arriba...
 ...recordando la frase del Maestro Joda; "No, no lo intentes, hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes"...
... fácil de decir ¿eh?, pero cuando tienes ante ti los restos de un alud...
... las cosas se ven de otra manera.
Confiemos en que haya caído todo lo que tenía que caer...
... y vayamos con cuidado, sin hacer ruido, sin dejar huella...
... porque esta travesía lateral hacia el pequeño circo de "La Norte" del Culfreda, me da mala espina, la nieve está dividida por largas grietas en enormes placas... 
... y no me molaría nada que esto se fuera todo para abajo en este momento, porque yo me iría también.
Bueno, la verdad, es que esto no era lo que me esperaba, las reseñas no eran muy precisas y las fotos tampoco ilustraban mucho...
... hablaban de ir hacia las rampas de la izquierda subiendo en diagonal (45º) hasta alcanzar la parte alta de la pared, pero yo no lo veo tan claro. Este es el momento clave de la ascensión, es el momento de tomar decisiones...
... es el momento de volver hacia atrás...
... o de seguir hacia delante, sabiendo que esta trepada en las malas condiciones que está la nieve y lo descompuesta que está la roca, es una de las más expuestas de mi vida y, además, sin posibilidad de destrepe, porque sería más peligroso que salir por arriba.
Para bien o para mal, la decisión está tomada, así que quedémonos con el collado por donde bajaremos de la cumbre.
Al principio todo iba bien...
... trepando despacio asegurando cada paso, consciente de lo que me estaba jugando...
... hasta embarcarme a una trepada durante la cual, por unos instantes, lo vi todo negro. Pero como no me gusta contar este tipo de historias, me vais a permitir que me la guarde para mí...
... y sigamos subiendo, porque lo que nos queda ya es de piolet y crampones...
... y ,aunque la nieve no está en las mejores condiciones, después de lo que hemos pasado ahí abajo, esto ya está casi hecho.
Así que, no perdamos de vista la ruta de descenso, que en un rato estamos bajando por ahí con la cumbre en el bolsillo.
Alguien tiene que animarme, ¿no? Y yo no veo a nadie por aquí, je, je...
... no hay ni una sola huella, estoy completamente solo, con toda la montaña para mí...
... me siento tan insignificante y tan grande a la vez, me gustaría poder hacer mejores fotografías, pero no puedo...
... me gustaría saber expresar con palabras todos mis sentimientos, pero no sé...
... me gustaría parecerme a Bonatti, Messner, Lammer, Mummery, Buhl, Casarotto, o el "loco" Wilson...
... pero, por mucho que lea sus historias, sólo puedo soñar con sus aventuras...
... aunque dicen que el ser humano esta hecho del material de los sueños y, tal vez así, sólo en mis sueños, pueda parecerme un poco a ellos.
Unos sueños que me han llevado hasta aquí, hasta el collado entre el Culfreda Nordeste (3032m)...
... y el Culfreda Central (3028m)...
... por el que tengo que pasar...
... en busca del Culfreda Suroeste (3034m)...
... el más alto de los tres...
... donde termina la ascensión y comienza el descenso, que ya os podéis imaginar por donde es, ¿no? Por eso me lo voy a guardar para mí. Por eso y porque quiero disfrutarlo sin tener que pararme a quitarme los guantes, sacar la cámara del bolsillo, montar el trípode, ponerla en el suelo, encuadrarla, enfocar y posar. Por todo eso, aquí se acaba este reportaje.
No sin antes recordaros que una montaña sólo te pertenece...  
... cuando has vuelto a casa.