GUARA Y MONTE PERDIDO (Aragón) |
9-07-2006 |
Bien temprano, como en todas las ascensiones pirenaicas, nos ponemos en marcha. Después de superar todos juntos las primeras dificultades, el grupo tiene que volver a separarse: los típicos mareos y dolores de cabeza a causa de la altura hacen que dos amigos tengan que renunciar a la cumbre. Pero hicieron lo correcto, las montañas no se van y no hay que quedarse en ningún sitio. Nosotros llegamos sin más problemas a una cumbre repleta de montañeros. Y desde ella recordé aquel lejano verano del 2003 cuando, en solitario y cubierto por la niebla, estuve en esta cima por primera vez. |