2008

Hoy cumplo 33 años y estoy lesionado, este "finde" no podré correr, no podré escalar, no podré bajar barrancos o subir montañas. Este "finde" tendré que quedarme en casa, así que vamos a preparar una nueva locura, un nuevo proyecto. Un proyecto lo suficientemente ilusionante como para hacer volar mi imaginación durante las largas horas de trabajo.

Un proyecto que me llevará durante años a recorrer la cordillera que más quiero en busca de sus cimas más altas. Un proyecto que va mucho más allá del simple hecho de subir las 212 cumbres de los Pirineos que superan o alcanzan la altura de 3.000 metros, pues todos sabemos que allí arriba no hay nada, que la verdadera cumbre de las montañas se encuentra en las cosas que sientes por el camino.

Un camino que va a ser largo, no en vano estamos a más de 600 kilómetros del Pirineo y se pueden contar con los dedos de las manos las veces que podemos subir para arriba al cabo del año. Pero no vamos a desanimarnos por ello, sino al contrario o, ¿acaso no son las dificultades lo que dan valor a las cosas? Esto va ser como todo lo que hago, como esta Web, como mis reportajes y filmaciones, como una película de serie B, con bajo presupuesto y pocos medios, pero mucha ilusión, porque de eso tenemos de sobra.

2011

Cuatro veranos después de comenzar este proyecto, miro hacia atrás y puedo ver en mi corazón los 212 tresmiles de los Pirineos y todos los momentos vívidos en ellos.

Muchas cosas han pasado y han cambiado desde aquel verano del 2008, muchas historias que contar con las montañas como escenario de nuestros sueños.

No sabría decir con certeza que nos hemos llevado de allí arriba, porque como todo lo espiritual no es fácil de expresar con palabras, son sentimientos más que montañas. Por eso como en Casablanca "El Tiempo Pasará" pero siempre nos quedarán los Pirineos.